Nuestro protagonista se siente como pez ... en una pecera, dando vueltas en una vida que es siempre la misma, sin recuerdos de lo que un día soñó. Hoy tiene 45 años, le han reubicado en el trabajo, tiene dos hijos a los que no entiende y una mujer que ya no es de la que él se enamoró, habla en la siesta con su padre muerto y sólo escapa de su vida cuando se imagina protagonista de sus películas favoritas.
Pero todo ello explota una tarde ante la mirada atónita de los peces del acuario. Algo debe cambiar y él tiene que escapar a esa realidad inexorable de tiempo detenido.
Es increíble que un cómic pueda encerrar una reflexión tan profunda con la magia de una viñeta. Es un cómic cargado de referencias cinéfilas que gustará a los amantes del séptimo arte y desde luego, recomendable a los cuarentones, a los cincuentones ... pero que siguen soñando con ser cada día un poco más felices.
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