Recupero aquí una lectura que tenía pendiente desde hace mucho tiempo.
Tras la muerte de su marido Pablo, hundida en el dolor y en la pena, Rosa Montero se enfrenta a un reto: leer los diarios que Marie Curie escribió en los días posteriores a la muerte de su amado Pierre. A la vez que le sirven como camino para recorrer su propio duelo.
La belleza, la dulzura y el profundo amor que destilan los diarios de Marie me han conmovido profundamente. Me quedo con esta parte más que con el resto del libro.
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