El alma en los instrumentos de cuerda es una pequeña varilla de madera que conecta las dos tapas del instrumento y que se coloca en la zona de los agudos. Es lo que le da seguridad a la estructura de madera y ayuda a mejorar el sonido. Cuando el "alma" se cae hay que recolocarla.
Esta imagen tan bella es la que sirve de hilo conductor al autor para evocar las vidas de los tres personajes de la novela: dos ancianos, Otto y Clea, que coinciden en la residencia de Buenavista, y su cuidadora Ilona, una joven rumana.
Dos personajes al final del camino que intentan volver a enamorarse y recuperar la ilusión. Y la cuidadora Ilona, una antigua luthier que le construye a Otto un chelo para intentar conquistar a su nueva amiga Clea.
Tres vidas que han perdido su "alma" y que intentan recolocarse, recordando lo perdido, lo amado y el amor que les mantiene aún en pie.
Esta novela fue finalista del Premio Espasa de Novela 2011 y el autor parece haber triunfado también este año con su novela "El hijo". Con ambas referencias me adentré en la lectura de esta novela que si bien me ha parecido original en el desarrollo de la trama de los personajes (con sorpresa al final), destilando sensibilidad y ternura, sin embargo no me ha emocionado profundamente como yo le exijo a los libros.
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