Vlad

30 de septiembre de 2012

"El callejón de los milagros" de Naguib Mahfuz

Después de las malas experiencias lectoras de este verano no hay como volver a los grandes hombres y mujeres de letras, con una larga trayectoria vital y literaria, con la sabiduría que dan los años y las experiencias. En esta ocasión he acudido a mi cuaderno de lecturas que tengo en mi mesa de trabajo, donde apunto los libros que con demasiada prisa pasan entre mis manos;  otras veces es una noticia de prensa o de televisión y como en este caso a veces se acierta y a veces no.

"El callejón de los milagros" era una asignatura pendiente, demasiadas veces lo había tenido entre las manos y demasiadas veces lo había devuelto a las estanterías. Ahora, afortunadamente, no ha sido así. Y digo afortunadamente porque ha sido un auténtico placer descubrir la joya literaria del Nobel de Literatura, Naguib Mahfuz. El callejón de los milagros es un pedazo de Egipto, un relato de miserias y fortunas, de sueños inalcanzables e ilusiones banas; de pasos perdidos y de huellas borradas por el paso del tiempo. Es como una pequeña ventana desde la que contemplar las vidas miserables de los hombres y mujeres que lo habitan. ¿Puede haber alguien más miserable que el hombre que se dedica a crear lisiados, rompiendo huesos y extrayendo ojos?. ¿Puede haber alguien más miserable que la mujer panadera que maltrata a su marido y es el hazmerreir del barrio?. Un crisol de personajes como el joven barbero enamorado, el dueño del bazar, el pastelero, el dueño del café, la casamentera, la joven que suspira por hacer un buen matrimonio y disfrutar de una vida mejor, al hombre sabio y santo ....

Me recuerda este relato a las novelas costumbristas españolas, a los corrales de vecinos, a "Historia de una escalera", a esa mirada a la sociedad a través de un tragaluz que solo permite vislumbrar un pedacito de realidad. Magnífica novela que me ha reconciliado con la buena literatura. No hay nada como caer en manos de los clásicos.

Creo que voy a retomar el reto de mi amiga Concha de leer un número concreto de clásicos al año, o al menos, intercalarlos entre mis lecturas habituales.

Lo dicho, todo un placer recomendable. ¡A disfrutar!

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