Marcial es un hombre sencillo, trabaja como matarife en una fábrica de Madrid y su relación con el mundo es bastante complicada. No le gustan las relaciones sociales, mantiene una particular batalla con sus vecinos y no tiene a nadie a quien llamar verdaderamente amigo. Pero tiene un alto concepto de sí mismo, como filósofo y escritor, o eso cree él.
Cuando se enamora perdidamente de Pepita, una joven de clase alta, todo su mundo se pone patas arriba y dejando a un lado sus escrúpulos inicia sus maniobras de conquista y seducción. Sin embargo no es consciente del juego en el que está cayendo y cuando se da cuenta, ya es demasiado tarde.
Marcial entabla así un diálogo con el lector y consigo mismo, intentando descifrar esta "ridícula historia".
Esta novela no tiene nada que ver con ninguna de sus anteriores y aunque se percibe la mano magistral de su autor, la historia está lejos de encandilar o de subyugar como hicieron las anteriores. Pero bueno, es Landero, siempre es un placer leerlo.
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