Ahora es Julio Llamazares el que, en plena pandemia, decide confinarse en la finca que tiene su familia, un antiguo lagar reconvertido en alojamiento rural, conocido como El Lagar de los Almendros, en el término de Herguijuela, muy cerca de Trujillo. Aquí pasó con su familia los tres meses más duros del confinamiento, huyendo de un Madrid devastado por la pandemia.
Y logra así revivir una auténtica primavera en medio de la naturaleza, donde la fauna y la flora se hacen dueños del lugar y es el clima el que marca los ciclos de la vida. Una parada en la ajetreada vida que sale al encuentro con la naturaleza, con la vida ... y desgraciadamente con la muerte.
El libro está maravillosamente editado y se acompaña de las acuarelas de su vecino Konrad Laudenbacher, un médico alemán casado con una extremeña, que también disfruta de nuestra tierra.
Un regalo para los sentidos.... aunque me quedo con el de Trapiello.
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