Pablo, un arquitecto de éxito en lo profesional, pero náufrago en lo personal, se sube a un tren una noche para huir del mundo. Al pasar por el apeadero de Pozonegro, en Córdoba, decide bajarse allí mismo y refugiarse en un piso a la espera de que los días y la vida pasen para él. Pero en Pozonegro encontrará a Raluca, la rumana del piso de abajo, la única cara amable del pueblo; y a Vicente, un viejo que vive atado a su botella de oxígeno. Y el Goliat, a la chica de negro, a Perra ....
Parece que el destino le ha conducido hasta allí, a aquel pueblo, que es también su propio "pozo negro". Pero en aquel lugar encontrará de nuevo una razón para vivir y para sonreír.
Pero ¿la suerte se busca, aparece, o tiene que luchar uno mismo para conseguirla?. Esta novela es un canto al poder de la amistad, del amor, para superar los obstáculos de la vida. Porque la suerte hay que construirla cada día.
Esta última novela de Rosa Montero me recuerda mucho a la novela de "Juntos nada más" de Anna Gavalda, llena de personajes perdedores que se salvan mutuamente. Sin embargo, esta novela está llena de oscuridad, que se regodea en hablar de crímenes escalofriantes (que creo, no vienen al caso de la historia) y peca de cierta ingenuidad. Todos felices y contentos al final.
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