50.000 copias vendidas este año parece que avalaban el éxito de esta novela.
Santiago Lorenzo, retirado del mundanal ruido a una aldea de apenas 30 habitantes, recrea en esta novela la España vacía.
El protagonista, huyendo de la policía, se refugia en un municipio idílico o imaginario Zarzahurdiel, donde tiene que aprender a sobrevivir con lo mínimo mientras se da cuenta y reflexiona sobre la vida que llevan los urbanitas y la clase media que quiere vivir como los ricos, con su casita de campo.
Con esta buena disposición comencé a leer la novela que prometía, según me habían contado, risas y carcajadas. Pero mi sorpresa ha sido mayúscula porque el libro parece sacado de un guión del club de la comedia, donde todos se ríen de todo, en diálogos rápidos, de imágenes hilarantes pero carentes de toda profundidad. Quizás porque el autor ha sido guionista de televisión se explica este estilo pero desde luego, como novela, no me ha gustado nada.
En fin, no siempre se puede acertar. Y si alguien se atreve !!!!!
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