La escritora estadounidense Helene Hanff se carteó a lo largo de veinte años con un modesto librero londinense, el señor Frank Doel. Lo que comenzó siendo una mera transacción comercial en la búsqueda de libros antiguos y de segunda mano, se convirtió en una sincera amistad alimentada año tras año por las misivas que se cruzaban. Helene nunca llegó a visitar Londres en vida de su estimado amigo Frank y cuando pudo viajar, la vieja librería había desaparecido.
La escritora, que no ha pasado por ser una gran literata, publicó aquellas cartas con el nombre de la calle donde se encontraba la librería. Esta pequeñita obra fue un gran éxito editorial (el único) que dio lugar a una obra de teatro y posteriormente a la película que la inmortalizó.
Una novela epistolar donde los pequeños retazos de vida y milagros de sus protagonistas nos trasladan hasta una vieja librería en Londres y a un apartamento destartalado en Nueva York, donde la amistad y la gratitud se hacen presentes.
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