Esta novela fue una de las grandes favoritas del año 2015, como refleja su inclusión entre los 10 mejores libros del año de la lista de Babelia, del periódico El País; éste en concreto lo recomendaba Alberto Manguel. Ha sido una sorpresa descubrir a este autor considerado por la crítica especializada como uno de los grandes narradores contemporáneos.
Fiona Maye es una jueza inglesa especializada en derecho de familia que tiene que ver casos todos los días en los que aplicar la ley del menor vigente en Reino Unido. Su dilatada carrera le ha permitido ver y analizar la fragilidad de las vidas de esos menores envueltos en disputas familiares y legales.
Después de toda una vida dedicada a su trabajo, de repente se encuentra en una doble encrucijada: por un lado, su marido, al que tiene algo abandonado, le reclama poder tener una aventura paralela con otra mujer para satisfacer sus necesidades. Y por otro, debe resolver el caso de Adam Henry, un joven muy maduro, enfermo de leucemia y que por sus creencias religiosas rechaza una transfusión de sangre que le salvaría la vida.
En esta encrucijada parecen tambalearse los pilares y principios que han regido su vida y su profesión. La novela refleja esa lucha entre razón y fe, entre ley y verdad, entre familia o trabajo.
Me ha parecido un texto magistral, que ahonda con una gran profundidad en los dos personajes principales a pesar de su corta extensión, y con una gran maestría del lenguaje narrativo, los ritmos, etc.
Muy recomendable a pesar de la desazón que provoca en algunos momentos.
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