El extremeño Jesús Carrasco lo ha vuelto a conseguir, transmitir sin pudor la angustia vital y el dolor por la pérdida.
Juan, el protagonista, había conseguido independizarse y cortar lazos con su familia, con su país y con su pueblo. Pera la muerte de su padre romperá con ese difícil equilibrio conseguido. Su hermana, agotada por cuidar en los últimos tiempos a su padre enfermo de cáncer, le coloca ante una situación ineludible: asumir de una vez por todas el cuidado de su madre, con los primeros síntomas del Alzheimer.
Ahora Juan debe aprender a reconocer cuál es el papel que va a jugar en la vida de su familia y cómo reconstruir la relación casi inexistente con su progenitora.
La novela transmite toda la tristeza y toda la angustia de estas situaciones, y lanza el grito desesperado del que, perdido, solo ansía volver a casa.
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