Vlad

20 de febrero de 2011

Autoayuda

"Hay personas que leen libros de autoyuda y otras que nos autoayudamos leyendo libros". Esta frase de Maruja Torres la recogí hace varios años en el dominical de El País y durante un tiempo la tuve puesta en mi estantería de trabajo. Todo aquel que venía a verme o a charlar conmigo se quedaba sorprendido con esta afirmación y acababan dándome la razón.

Yo nunca he sido consumidora de libros de autoayuda. Unas amigas bienintencionadas me regalaron hace un par de cumpleaños un libro titulado "Paz interior para mujeres muy ocupadas" de Joan Borysenko, una oncóloga americana de éxito que tras triunfar en su profesión se ha convertido en "una de las comunicadoras más populares en los campos de la curación y la espiritualidad". Comencé a leerlo con verdadero interés para intentar desentrañar qué era lo que hacía que millones de personas en el mundo se lanzarán a leer con pasión libros que te prometen la felicidad, la paz interior, cultivar el equiilibrio ... y yo, la verdad, no la encontré.

En este mundo convulso y estresado, que mide el éxito de las personas por lo que tienen y no por lo que son, donde hemos desterrado todo atisbo de espiritualidad que huela a religión y a dogma, sin embargo cada vez hay más gente que busca aquellos valores que le ayuden a vertebrar su vida. Y entonces empiezan a hablar de encontrarse a sí mismo, la paz interior, de cuidar a los que tenemos a nuestro lado, de la bondad del ser humano... Es decir una verdadera ÉTICA del ser humano disfrazada de psicología barata. Llamemos a las cosas por su nombre y si de verdad queremos autoayudarnos vayamos a los libros y las obras de los grandes pensadores, de los hombres y mujeres de bien, de los testimonios de aquellos que han hecho cosas grandes a favor de la humanidad y dejémonos de parlanchines de feria.

Valga esta reflexión para tener otro motivo más para acercarnos a los libros.

2 comentarios:

  1. No sé si es autoayuda o no, pero a mí me encantó "El hombre en busca de sentido" de Viktor Frankl. En él el autor cuenta cómo mantuvo el sentido de su vida mientras estaba internado en un campo de concentración nazi.

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  2. A eso me refería precisamente; a leer libros de personas que realmente han tenido una experiencia imporante en la vida, de cuyo ejemplo podemos aprender. O personas que por su sabiduría tienen algo que aportarnos. No los gurús, los coach ... y toda esa tribu de "predicadores" que andan por el mundo. Al hilo de tu sugerencia, a mí me gustó mucho la obra de Jorge Semprún "La escritura o la vida" sobre su experiencia en Buchenwald; muy duro.

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