Del autor de "Los ingratos" nos llega su último relato, una narración cruda y descarnada de los traumas familiares que se esconden detrás de una gran tragedia. Cuando una familia no es capaz de hablar y de poner voz a los traumas, los miedos, la pena .... algo se rompe dentro de cada uno de ellos. Y si además la protagonista es una adolescentes rebelde, el cóctel de emociones y conflictos está servido.
El título de la novela debería ser "los incomunicados" porque eso es lo que le pasa a esta familia, que se tragan su duelo mientras esperan que todo pase. Pero no pasa.
Es una novela con un poso de tristeza muy grande y ahora no era mi momento. Pero tiene la gran capacidad de llevarnos a aquella adolescencia de los 80 que tan cercana es para muchos de nosotros.
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