Su madre vive en un residencial para personas mayores independientes y activas, donde disfruta de sus amigas a las que Mia llama "Los Cisnes", mujeres luchadoras, con sus historias que contar, con mucho que enseñar y con todas las ganas de vivir.
En Bonden decide dar unas talleres de poesía a un grupo de jovencitas que están iniciando su adolescencia, con todas sus inseguridades y sus miedos.
Entre unas y otras aprende a quererse y a recomponerse, a ser dueña de su propio destino y a romper la dependencia emocional que tenía en su matrimonio. Un verano sin hombres es una novela sobre el empoderamiento de las mujeres, de su fuerza y de la energía para conducir su vida.
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