Este mensaje que hemos oído todos alguna vez, le da pie a la autora para crear cuatros personajes, cuatro mujeres, que hablan con los contestadores de sus seres queridos. La tecnología, que se supone que facilita la comunicación, les sirve para superar la imposibilidad de hablar directamente con aquellos que un día amaron, con un padre o un hijo ausente, o con su psicoterapeuta.
Todas ellas han sido golpeadas por la vida, encerradas por sus miedos y sus traumas, y ante la imposibilidad de abrirse al mundo y a las personas, dejan sus mensajes en un contestador.
Son historias tiernas, algunas muy duras, que superan la desesperanza cuando más allá de la línea telefónica y más cerca de lo que ellas pensaban, pueden encontrar a otras personas que las salvan de sus soledad.
Es una historia tierna, dulce, optimista y que sin grandes pretensiones, deja un buen sabor de boca.
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