Vlad

24 de febrero de 2017

"El mundo de ayer" de Stefan Zweig

Con el fin de preparar mejor la próxima sesión del club de lectura, me he puesto manos a la obra y he leído la autobiografía de Stefan Zweig, "El mundo de ayer". Sin conocer anteriormente la obra de este autor, ha sido fascinante descubrir a uno de los grandes de la literatura del primer cuarto del siglo veinte, tan influyente en su época y tan denostado durante años. Sin embargo, parece que desde finales del siglo pasado, la crítica se ha decidido por recuperar a un gran intelectual, europeísta convencido, y testigo directo de los hechos más interesantes de su época.

Stefan Zweig nace en Viena en 1881, en el seno de una familia judía acomodada, que le permite tener acceso a una educación cuidada, al mundo cultural, musical e intelectual de su ciudad y a entrar en contacto con personajes influyentes de su época. Comienza a escribir desde muy joven con relativo éxito, lo que va a permitirle dedicarse por entero a la literatura y a su otra gran pasión, los viajes.

Educado entre Viena, Berlín y Francia, habla con fluidez varias lenguas, traduce a los grandes de la literatura francesa, pero escribe y piensa en su lengua madre, el alemán.

El cambio de siglo creó en todos los que lo vivieron esperanzas en un futuro mejor, más libre de las ataduras burguesas, librepensador, optimista, conocedor del progreso científico y técnico. Pero las fuerzas internas de los estados, la lucha de clases y la caída de los Imperios desembocarían en el siglo XX en dos terribles guerras mundiales. 

Testigo de excepción de esta época y con una capacidad de análisis y observación extraordinarios, nos va desgranando cuáles fueron los hombres, partidos y acontecimientos que llevaron a ambos acontecimientos.

Un hombre cultísimo que gozó de la amistad de hombres tan importantes como Richard Strauss, Sigmund Freud, August Rodin, Bernard Shaw, Thomas Mann, Paul Valéry, André Gide, Rainer María Rilke, Romain Roland, Marcel Proust... y conoció a personajes como Ravel, Toscanini, Bartok e incluso a Salvador Dalí.

Su afán durante toda su vida fue contribuir a crear una gran hermandad europea, donde los estados pudieran trabajar en común por el progreso de los pueblos. 

Denostado, censurado y expulsado de su país y de Alemania por su condición de judío, se exilia a Inglaterra y después a América, donde pasa los últimos años de su vida, en Brasil. Angustiado por la certidumbre de que el mundo que él había conocido no volvería más, se suicida junto a su mujer una mañana de febrero de 1942.

Una obra escrita con una claridad de ideas absoluta, con una gran capacidad de análisis, nada retórica en su estilo pero con toda la viveza de alguien que ha sido testigo no sólo de un cambio de siglo sino también de un cambio político y social del mundo.

Testigo excepcional de una época convulsa. 

2 comentarios:

  1. Teresa, qué bien escribes¡¡¡
    Yo leí un librito de Stefan Zweig, "Mendel, el de los libros" que es una delicia. Gracias por recordarnos a este estupendo escritor.

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias por tu amable comentario, Gema. Pero es el autor el que merece la pena ser leído. Me apunto tu recomendación.

    ResponderEliminar