La entrañable protagonista del cómic de Miguel Gallardo, María, su hija, ya se ha hecho mayor. Mayor de cuerpo y de edad, pero no de la ternura que nos envolvió a todos en su primera obra ni la ternura que pudimos apreciar en el documental que sobre ella realizó Félix Fernández de Castro.
María ha cumplido 20 años, ha abandonado la escuela donde tanto cariño ha recibido y ahora se enfrenta a una nueva vida de niña-adulta. María tiene ahora dos nuevas aficciones: la música, que memoriza, graba, repite, canturrea, escucha ... y el dibujo, que se convierte en vehículo de comunicación con el mundo. Un mundo que ella representa como personas que gritan con la boca muy grande y que invaden su mundo interior.
Sus padres, Miguel y May, la ven crecer rodeada de su familia y amigos; pero ellos también van creciendo y se van haciendo mayores. Y como ocurre siempre con los padres de niños especiales, surge el miedo a conocer qué será de estos chicos cuando ellos falten. Quién cuidará de María, la querrá, la amará y la ayudará a seguir creciendo como persona.
Tierno acercamiento lleno de humor y ternura hacia el autismo y la discapacidad, para no olvidar nunca a quienes más nos necesitan. Para adultos y no tan adultos
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