"Cada estrella que pasa es un verano de nuestra vida". Tumbado en un playa de Ibiza junto a su hijo Pedro, el protagonista de la novela mira las estrellas fugaces de la noche de San Lorenzo y con cada una que cae, repasa los acontecimientos que han marcado su vida: sus padres, su tío desaparecido, su hijo Pedro, Marie ... Después de muchos años deambulando por universidades de medio mundo regresa al lugar donde una vez fue feliz. Y recuerda las noches estrelladas con su padre en el campo, mirando al cielo, intentando recordar a los vivos y a los muertos.
Retazos de una existencia que evoca con nostalgia, a veces con amargura, pero siempre con la certeza de que todo ello le ha hecho ser quien es, llegar a donde ha llegado en la vida y a mantener esa relación con su hijo, al que ahora intenta transmitir todo el cariño y el afecto que no ha tenido.
Enorme sensibilidad en una pequeña novela que nos habla de familia, recuerdos y momentos fugaces que por un momento, vuelven a nosotros como las estrellas de una noche de verano.
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