En los últimos días de batalla durante la I Guerra Mundial, el teniente d'Aulnay Pradelle lanza una ofensiva mortal sobre el frente alemán. En aquella lucha, dos soldados, Albert Maillard y Édouard Pericourt, caen gravemente heridos; la vida de los tres, a partir de ese momento quedará inexpugnablemente unida para siempre.
Así podría resumir el argumento de esta novela bélica si no fuera porque es un fantástico ejercicio de introspección en el cuerpo y en el alma de los soldados, héroes y traidores, víctimas y verdugos en la más cruenta guerra que haya visto la historia. Son tres personajes durísimos que libran cada uno su propia guerra.
El teniente Pradelle, de familia bien venida a menos, lucha por reconstruir el honor y la gloria de sus antepasados pero de la forma más mezquina, matando, engañando y robando la memoria de los héroes caídos.
Albert Maillard sueña con olvidar el horror de la guerra agarrado a la máscara de un caballo, como tabla de salvación. Su objetivo es huir de Europa para reconstruir su historia, junto a Édouard, el soldado al que debe la vida, con una lealtad sin límites.
Y Édouard Pericourt, gravamente mutilado, dado por muerto para no tener que enfrentarse a su pasado, a un padre que renegaba de él y que se convierte en víctima de su propio engaño. Ha perdido su pasado, su presente y quizás también su futuro.
Estos son los personajes que deambulan por esta gran novela, merecedora del Premio Goncourt, y que ha recibido unos merecidos elogios de crítica y público. Sin embargo, es dura de leer como es dura la realidad y la crueldad de la guerra.
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