La autora francesa Delphine de Vigan se adentra en esta novela en una forma de autobiografía, hurgando en el pasado de su familia, en su propio ADN. Lo que comienza siendo un tierno relato sobre la infancia, la casa familiar, los lugares comunes... se va tiñendo de tristeza y amargura a medida que los dramas se van sucediendo.
"Ignoro cómo se trasmiten esas cosas (el incesto, los hijos muertos, el suicidio, la locura)... El hecho es que atraviesan las familias de parte a parte, como maldiciones sin piedad, dejando huellas que resisten al tiempo y a la negación".
¿Somos herederos de todo ello, nos marcan el camino sin posibilidad de salvarnos?. ¿Estamos determinados por el ADN de nuestros mayores, repetimos sus mismas locuras y sus mismos horrores?. Eso es lo que la autora intenta desentrañar en la novela, descubrir cuánto de su vida es repetición del pasado y cuánto es fruto de su propia forma de ser.
Muy bien escrita pero un relato desgarrador.